sábado, 12 de enero de 2013

Los caminos sin fin del Rey Edipo

Es una suerte para un profe encontrarse que alguien le espera con alegría tras las largas vacaciones de Navidad. Volver cuesta terriblemente, sobre todo para quienes tienen a la vuelta de la esquina los exámenes de la segunda evaluación, y la sombra de la PAU cerniéndose hostil a todas horas. Sin embargo, creo que podemos afirmar que nos hemos esforzado y hemos logrado volver a disfrutar en clase de lo que nos tienen que decir César, Catulo, Jenofonte o Platón.

Y si es satisfactorio encontrarse con el entusiasmo y cariño de algunos alumnos, no lo es menos descubrir, en un rinconcito del Departamento, un envoltorio de colores con una etiqueta que reza "Rosa latín". Abrirlo con emoción mal disimulada ante las risillas del joven auditorio y descubrir, disimulando menos todavía (tengo la idea de que la pasión es contagiosa y la deseo para mis alumnos), el mejor de los regalos: un libro. Y viene con DVD. Aquí lo tenéis: una edición trilingüe del Edipo Rey de Sófocles, acompañado del Oedipus der Tyrann de Hölderlin y completado (ya el colmo de lo completo) por la película Edipo Re de Pasolini, de 1967. Griego, Alemán, Castellano (y el italiano de la versión fílmica) reunidos en esta esmerada edición. 

La autora del regalo aún no lo sabe (se lo contaré mientras comemos la semana que viene), pero una vez escribí para cierto trabajo un largo artículo acerca de la adaptación del drama de Sófocles al cine, por parte de Pier Paolo Pasolini. Fue un placer ver con ojos críticos la película y hacer mini-vídeos para mostrar aspectos concretos de lo que se comentaba en el trabajo. Combinar lo clásico y lo moderno -no digo actual, que lo clásico es clásico porque siempre lo es-, compartir con el mundo cuál es el entramado a partir del que funcionan tales combinaciones, tratar simplemente de descubrirlo -no hace falta llegar a Ítaca a la primera, sino saborear el camino- es tal vez el aspecto más delicioso de la investigación, el estudio y la enseñanza de las Clásicas. De modo que aquel trabajo/artículo (que no descarto publicar próximamente, si las labores burocráticas del recién adquirido funcionariado me lo permiten) me sirvió para rascar un poco en la pervivencia del mito de Edipo a través de los siglos, antes de profundizar en los mecanismos cinematográficos de la adaptación concreta.  

Hablar de Edipo supone hablar de un personaje bien conocido, y no por ello manido: nunca se agota lo que tiene que decirle su mito al mundo. Pero, tal vez, se trata de un asunto complejo, un terreno pantanoso donde el drama se confunde con el mito, donde el drama (el de Sófocles, en concreto) alcanza la categoría de mito. El relato más cumplido, el "canónico", es el que el dramaturgo presenta a los atenienses en 425 a.C.  Existieron otras versiones, por supuesto, pero poco queda ya de ellas en el recuerdo colectivo, invadido hasta rebosarlo por la magna obra sofoclea. 
Además, el mito de Edipo es uno de los que mayor influencia han ejercido en la posteridad y ha permitido que otros conceptos que no son mito en el sentido tradicional del término, porque son contemporáneos y no hablan de dioses ni de héroes, alcancen dicha categoría. El caso paradigmático es la célebre formulación llevada a cabo por Freud en su teoría del psicoanálisis, que seguramente sea lo primero que viene a la mente de una persona contemporánea cuando oye el nombre del rey de Tebas: el "complejo de Edipo", a veces también denominado conflicto edípico, se refiere al conjunto de emociones infantiles caracterizado por la presencia simultánea de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. 

Pero el uso de Edipo por parte de Freud no ha sido el único: desde las tragedias de Sófocles y la de Séneca, el largo poema épico de Estacio, la Tebaida, las reinterpretaciones modernas de Voltaire, Corneille o Hoffmanstal, hasta las adaptaciones cinematográficas, el mito ha recorrido un camino que dista mucho de haber finalizadoEntre las más recientes películas se encuentra un Edipo Alcalde, del colombiano Jorge Alí
Triana, de 1996 (que protagonizaban Jorge Perugorría y Ángela Molina en los papeles de Edipo y Yocasta, y Paco Rabal como el adivino Tiresias), y la de Raúl Ruíz, de 2004, de título Edipo, sin más, que, a pesar de basarse en el espectáculo Edipo Hiperbóreo (parte de una trilogía sobre el exilio) del propio autor, parece deber no poco a la simbólica y muchas veces chocante película de Pasolini.

“La vida acaba donde comienza”, dirá Edipo en el final del film. Y tal vez tengamos que hablar de un movimiento circular de influencias en este caso: también la adaptación de Pasolini me parece canónica en gran medida. Su versión es la más influyente, la más original y lograda desde el punto de vista cinematográfico hasta el momento y las adaptaciones posteriores se endeudan con ella. Antes habían tenido lugar otros intentos de llevar el Edipo al cine, pero el de Pasolini resulta revolucionario y marca un antes y un después en la historia de la tragedia clásica en el celuloide.

Os dejo con uno de los momentos más extraños y originales de la película: el encuentro de Edipo con la Esfinge y su victoria sobre ella. 



Pero se trata sólo una victoria aparente, pues el ser humano es, en sí mismo, un enigma irresoluble.





jueves, 3 de enero de 2013

Lo que significan las Ítacas



Retrato de Kavafis. Ca. 1900.
El próximo 29 de abril se cumplen 150 años del nacimiento de Konstantinos Petros Kavafis, y 70 años de su muerte.

Había nacido en Alejandría en 1863. Su padre era un rico comerciante, tras cuya muerte la familia emprendería el primer cambio de ciudad: a Liverpool. Poco después, tras un breve periodo transcurrido otra vez en Egipto, a Estambul. De nuevo en Alejandría, tras la mudanza definitiva, Kavafis combinaría su actividad poética con su trabajo habitual, como periodista y funcionario del Ministerio de Obras Públicas.

Publicada entre 1891 y 1904, la poesía de Kavafis pasó casi inadvertida durante su vida y se revalorizó tras su muerte, sobre todo durante la década de 1960, en la que alcanzó la categoría de icono gay 

Manuscrito de "Ítaca" del propio poeta.


Kavafis consideró dignos de publicación sólo 154 poemas, tras una profusa labor limae, que refleja el carácter exigente y preciosista del poeta. Imbuye su obra un hondo conocimiento de la historia de Grecia clásica, de Roma y de Bizancio, una atención irónica a las sombras de algunos de sus hitos y, en sus poemas amorosos, una sensualidad no exenta de un sentimiento de culpa enraizado en el cristianismo.  

Auguramos para este 2013 no pocas entradas relacionadas con Kavafis, dada la celebración de su "centenario y medio" que irá, previsiblemente, acompañada de fastos culturales y musicales en el marco del que ha de ser el VII Seminario de Literatura Neohelénica en la UCM (véase un precedente aquí). 

De este particular seguiremos informando en lo sucesivo. Por el momento,  os dejamos con "Ítaca", uno de los poemas más señeros de Kavafis, y tal vez de los más conocidos por el público general. El español es traducción de Pedro Bádenas de la Peña (lo encontraréis en el volumen C. P. Cavafis. Antología poéticaAlianza Editorial, Madrid 1999). El griego lo hemos sacado de esta interesante web


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.


Σα βγεις στον πηγαιμό για την Ιθάκη,
να εύχεσαι νάναι μακρύς ο δρόμος,
γεμάτος περιπέτειες, γεμάτος γνώσεις.
Τους Λαιστρυγόνας και τους Κύκλωπας,
τον θυμωμένο Ποσειδώνα μη φοβάσαι,
τέτοια στον δρόμο σου ποτέ σου δεν θα βρεις,
αν μεν' η σκέψις σου υψηλή, αν εκλεκτή
συγκίνησις το πνεύμα και το σώμα σου αγγίζει.
Τους Λαιστρυγόνας και τους Κύκλωπας,
τον άγριο Ποσειδώνα δεν θα συναντήσεις,
αν δεν τους κουβανείς μες στην ψυχή σου,
αν η ψυχή σου δεν τους στήνει εμπρός σου.
Να εύχεσαι νάναι μακρύς ο δρόμος.
Πολλά τα καλοκαιρινά πρωϊά να είναι
που με τι ευχαρίστησι, με τι χαρά
θα μπαίνεις σε λιμένας πρωτοειδωμένους,
να σταματήσεις σ' εμπορεία Φοινικικά,
και τες καλές πραγμάτειες ν' αποκτήσεις,
σεντέφια και κοράλλια, κεχριμπάρια κ' έβενους,
και ηδονικά μυρωδικά κάθε λογής,
όσο μπορείς πιο άφθονα ηδονικά μυρωδικά,
σε πόλεις Αιγυπτιακές πολλές να πας,
να μάθεις και να μάθεις απ' τους σπουδασμένους.
Πάντα στον νου σου νάχεις την Ιθάκη.
Το φθάσιμον εκεί ειν' ο προορισμός σου.
Αλλά μη βιάζεις το ταξείδι διόλου.
Καλλίτερα χρόνια πολλά να διαρκέσει
και γέρος πια ν' αράξεις στο νησί,
πλούσιος με όσα κέρδισες στο δρόμο,
μη προσδοκώντας πλούτη να σε δώσει η Ιθάκη.
Η Ιθάκη σ'έδωσε τ' ωραίο ταξείδι.
Χωρίς αυτήν δεν θάβγαινες στον δρόμο.
Άλλα δεν έχει να σε δώσει πια.
Κι αν πτωχική την βρεις, η Ιθάκη δε σε γέλασε.
Έτσι σοφός που έγινες, με τόση πείρα,
ήδη θα το κατάλαβες οι Ιθάκες τι σημαίνουν.



¿Sabéis ya qué significan las Ítacas? Dedicadle, al menos, un pensamiento. Y no dejéis de disfrutarlo.